Alma de tango, corazón de oro.
A cada paso enamora con su mirada,
su voz tiñe ilusiones multicolores
que penetran en mi mente y se adueñan de ella.
Verso a verso, estrofa a estrofa, tango a tango.
Parece de hierro,
la altura que impone,
pero en cuanto habla,
es notoria la bondad que habita en su ser.
Nombrarlo es sonreír, verlo es querer abrazarlo.
Pensando en cómo pude vivir hasta ahora sin haberlo conocido,
sabiendo que no somos nada,
que apenas lo conozco,
habiéndose ganado mi corazón con el primer "hola".
Es difícil definirlo, es fácil quererlo.
Agradece a cada instante que lo ayuden con su sueño,
la ternura se amplifica cada día que pasa,
la dulzura le brota de cada peca de su piel.
Sigo tratando de conocerlo, y me conozco a través de él.
Despierta suspiros con cada frase que eleva al cielo,
cada canción que entona viene acompañada de ángeles con arpas,
no sé decir si su talento o su corazón es más grande,
no tiene comparación su estilo,
no tiene comparación su interpretación.
Es difícil no quererlo,
no involucrarse con su sueño,
si por eso vive,
y por eso canta.
Esperando el haz de luz que lo lleve a la gloria,
buscando afuera lo que está dentro de él,
irradiando luz en su sonrisa,
irradiando amor en su mirada.
Conocer su música es conocerlo a él,
transmite la pasión a cada vocablo,
transparencia y tango a flor de piel.
Alma de tango, corazón de oro.
Voz de hierro, amor en estado puro.
