Soledad, hermana, amiga,
comparte mis más profundos secretos,
comparte mis angustias, mis tristezas,
conoce cada lágrima derramada,
cada risa fingida,
cada palabra escrita y nunca dicha.
Soledad, hermana, amiga,
creí que vendría por un rato,
a consolarme en esa noche triste,
pero se instaló y no piensa irse,
hasta saber que cumplió con su misión.
Soledad, hermana, amiga,
llevás semanas junto a mí y todavía no he logrado tu retiro,
¿Me dirás por qué? ¿O debo averiguarlo yo sola?
En las noches de lluvia como hoy la soledad se aleja por un rato,
y entonces así comprendo que en realidad la soledad, hermana, amiga,
viene para ayudarme a escribir, logra su misión, y se va.
Pero en cuanto termino de escribir vuelve,
porque ya mi alma esta vacía,
todas las angustias, secretos, lágrimas, risas fingidas, quedan plasmadas en papel,
entonces ya no hay ocupante en mi alma.
Y ahí vuelve ella...
Soledad, hermana, amiga,
para demostrarme que al estar sola, en realidad,
tengo el alma vacía,
y ella lo único que hace,
es acompañarme para que no sienta tanto ese vacío.
Soledad, hermana, amiga,
te debo noches en vela,
poemas del alma,
y una compañía,
sin acompañarnos...
que en alguno de tus paseos bajo la lluvia,
me ocuparé de darte.
Mientras las gotas que caen,
nos hacen sentir nostalgia,
de aquellas noches donde el alma no estaba tan vacía,
donde vos eras mi acompañante,
donde los roles no estaban invertidos.
Soledad, hermana, amiga,
ya el poema está completo,
la lluvia ha cesado,
las sombras se han desvanecido,
y mi alma,
está vacía.
