Busco la manera de expresarme, espero que esto sirva. Encuentro mi lugar en el mundo con el simple hecho de abrir un libro.


20 de enero de 2014

MI CIELO NO ES EL DE TODOS

Constantemente busco encontrarte, gasto horas de mi vida, días, en buscar algún remanente tuyo en canciones, libros, o simplemente me torturo con recuerdos y anhelos, incluso sueños.
Aunque no formes parte de mi vida, estás siempre conmigo, y no voy a resignarme a la idea de que alguna vez coincidamos en el camino del destino.
No soy ferviente creyente de un destino marcado, de algo inevitable, pero creo fuertemente en que algunas, pocas, cosas sí están destinadas, siempre y cuando inconscientemente elijamos los caminos para llegar a ellas.
Veo delante mío cientos de caminos, y al final, en todos estás vos.
 En todos sos mi compañía. 
Tu sonrisa es mi compañera eterna.
Pasaron miles de cosas desde la primera vez que pude leerte, 
y sin embargo,  hoy quiero leerte más que ayer.
Quizás por puro masoquismo, sabiendo que vos no tenés esas mismas ganas de leerme, sigo intentando crear un mundo con vos, aunque sea a través de sueños y de este recurso que tanto amo, la escritura, la literatura, la palabra y la posibilidad de ser artífice de algo tan lindo como un amor correspondido.
De todas maneras cansa siempre tener que crear esas situaciones, cansa que no extrañes ni mis tonterías, cansa levantarme todas las mañanas sola, no tener a alguien que me agarre la mano, me abrace, me sonría y me diga que todo está bien, que me va a cuidar.
Esta soledad me pisa los talones y pretende arrastrarme a su mundo en tinieblas, a la oscuridad de no tener con quién compartir un mate, una risa, un futuro.
A la simplicidad de la rutina y la cotidianeidad sin amor alrededor, sin abrazos que reconforten, sin una sonrisa que me ilumine las mañanas, sin una risa que suene tan alta que calle a mis problemas, a mis miedos, mis terrores y fantasmas.
Quiero que llegues y te adueñes de mi libertad, de mis locuras, de mis histerias y sobre todo de mi ternura.
Que conozcas ese lado de bondad y cariño que guardo para cuando decidas entregarte a mis ojos, que te buscan en cada cosa que observan.
Sé que escribirle a alguien que no lee es como gritarle al viento, sin embargo sirve para poder decirte, a mi manera, todo lo que siento y generás en mí, todo lo que te quiero, 
aunque no te lo diga nunca.
Todo lo que jamás osaría siquiera insinuar, por miedo a tu respuesta, por miedo a repetir el horror que padecí de no tener ni tus palabras, de obligarme a mí misma a olvidarte, 
y fallar en el intento.
Ojalá te llegue este pedacito de viento al cual le estoy gritando, este mínimo intento de descargar mis angustias en una pobre hoja de papel que no tiene la culpa de que yo quiera tanto, y me quieran tan poco, o incluso nada.
Sé, muy en el fondo de este corazón iluso, que lo que pretendo es tocar el cielo con las manos, pero lo que nadie nota, es que mi cielo, el que yo quiero tocar, 
SON TUS MANOS.



19 de enero de 2014

CARTA A NADIE

 
 
Esta es la carta que me cansé de escribir, borrar, reescribir, y nunca enviarte.
Sólo ahora dejo que salga a la luz, cuando sé que no vas a leerme, o quizás sí lo hagas.
Me dolés en la piel, en los huesos, en el alma pura y limpia que supe construir a pesar de los escollos de la vida.
Sé que jamás vamos a sentir lo mismo. Siempre uno sufre más. Siempre uno pierde. Y esta vez, fui yo.
Sé que con simplemente un suspiro tuyo, voy a buscarte. Sé que con una palabra tuya dejo todo.
Es difícil explicarte y explicarme a mí misma qué es lo que me pasa cuando me hablás. Qué es lo que generás en mí.
El susurro de tu nombre ya es alimento para mi alma.
Mi cara se ilumina, sonrío, sólo por saber que estás del otro lado leyéndome, que te interesa algo de mí.
Aunque sólo sean mis palabras.
Cansa estar todo el tiempo pensándote, soñándote cada noche, y no teniéndote al lado.
Quise alejarme, olvidarme, cambiar, y no pude, no puedo, y tampoco quiero.
Muy en el fondo de mí sé que es lo que quiero, siento que me corresponde, que el destino te puso por algo,
pero no te tengo, y me hace mal que no te des cuenta de lo que causás, que no te importe.
No pienso renunciar a lo que me pasa, no tolero la idea de no encontrarnos frente a frente alguna vez, de verte a los
ojos, de que me sonrías.
¡Es tan barata mi felicidad!
No pido nada más que tu sonrisa por el resto de mi vida.
Quizás por esta carga de ser una escorpiana perseverante para algunas cosas es por lo cual no puedo, ni quiero
dejar de pensarte.
No puedo resignarme, lo siento en las entrañas.
Lo lamento.
No voy a resignarme.
Vas a tener que vivir con mi fantasma, y yo con el anhelo de tenerte.
Estoy segura de que algún día van a cruzarse nuestros caminos, y vas a quedar vos con el anhelo de haberme
tenido antes,
y yo eternamente con tu fantasma.