Busco la manera de expresarme, espero que esto sirva. Encuentro mi lugar en el mundo con el simple hecho de abrir un libro.


2 de agosto de 2016

INCERTIDUMBRE

Borré y reescribí esto tantas veces que no recuerdo si hablaba de amor, de medicina o de la intolerancia a la lactosa; pero eso suele pasarme siempre que te pienso: me pierdo. 
Quisiera poder decir que me pierdo en vos, pero no, me pierdo en mí.
Me pierdo ensimismada en la idea de tenerte cerca, aunque te tenga lejos.
Es difícil explicar la situación, bah, es demasiado fácil y eso me aterra.
El capricho de tus ojos me desvela, me ata el recuerdo de tu sonrisa.
¿Quién lo iba a decir? Caí rendida ante una ínfima mueca de tu persona.
Una mueca y se me vinieron todos los esquemas abajo. 
Una sonrisa, TU sonrisa, y tiré todo por el balcón para empezar de nuevo.
¿Vale la pena preguntarse si uno hace lo correcto con su vida solo por una sonrisa?
Mejor dicho, ¿esa sonrisa merece que te replantees toda tu vida?
Sí, y no lo sé.
Ese es el gran problema de todo esto, que no puedo descifrar si esta agonía vale la pena.
Hemos hablado incontables veces para descifrar este enigma, y siempre se resume en lo mismo: nada.
Si está todo dicho, si no hay nada por hacer, si la decisión está tomada hace tiempo ¿por qué seguimos dando vueltas?
¿Por qué lo seguimos considerando? ¿Por qué no me canso de intentar? ¿Por qué no te cansás de buscarme?
Si vos te cansaras, quizás (solo quizás) yo te borraría de mi mente poco a poco.
Pero no lo hacés.
Y no lo hago.
Son contables con una mano las veces que sentí el roce mínimo de tu piel, sin embargo eso alcanzó para ponerme a temblar como hoja en el viento.
Qué poco me entiendo, che.
Llegué al punto de no saber lo que quiero, como siempre al final de mis escritos, como siempre al final de cada pequeña etapa de mi vida.
¿Será que quiero todo y no puedo decidirme?
¿Será que no quiero nada?
¿Será que te quiero a vos?

Algún día voy a encontrar las respuestas a tantas preguntas, hoy no, vivo feliz en mi incertidumbre.