Noche de luna,
claridad en el aire,
sombras transparentes que se adueñan de mí.
Sentir cómo vibra el suelo a cada paso tuyo me reconforta,
me hace sentir cuidada, querida.
Aunque no sea así,
aunque no estés hoy al lado mío.
Noche de luna que incita a soñar,
no alcanzan palabras para describir el amor
que me invade cada vez que te veo.
Volar con el solo hecho de sentir tu perfume,
soñar con el día en que seas mío.
Imaginar una vida al lado tuyo,
flotar entre nubes de locura.
Una locura que reprimo desde que te conozco,
mostrando toda la ternura que puedo ofrecer,
para no agobiarte con mis ataques de histeria y felicidad.
Felicidad que siento desde la primera vez que escuché tu voz,
nunca había sentido estas ganas de vivir por algo,
estas ganas de cumplir un sueño, tu sueño.
Nunca había admirado tanto la capacidad de alguien,
nunca había sentido algo que me correspondiera tanto como vos.
Noche de luna para replantearme cosas,
replantearme el porqué escribo que tengo ganas de verte
cuando podría estar diciéndotelo.
Replanteandome el hecho de quererte tanto,
estando claro que vos no sentís lo mismo,
pero no me importa,
no sé porqué pero no me importa.
Mi dignidad se va perdiendo a medida que avanza esta noche de luna,
y no me preocupa,
sino que me da más ganas de demostrarte que pertenecés al lado mío,
porque nunca en mi vida estuve tan segura de algo como ahora.
Noche de luna para extrañarte,
es la noche perfecta para estar junto a vos,
aunque eso sea imposible,
aunque yo sea lo último en lo que se te ocurriría pensar.
Vos sos lo primero que pienso cuando me levanto,
y lo último cuando me acuesto.
Ya no puedo vivir así,
no tolero la idea de tenerte tan lejos,
y tan cerca a la vez.
Noche de luna,
que se empeña en recordarme,
que no importa qué tanto te quiera,
o te necesite,
no estás al lado mío,
como no estuviste ayer,
y no estarás mañana.
