Busco la manera de expresarme, espero que esto sirva. Encuentro mi lugar en el mundo con el simple hecho de abrir un libro.


24 de julio de 2012

ADIÓS

Todo desapareció.

Ese instante marcó el final de todo.

Hubiese dado hasta la vida por no oír aquellas palabras,
aquellos puñales saliendo de tu boca.

Adiós...
Una palabra que desde ahora tendrá el mismo significado que dolor.
Una palabra que lastima más que los golpes.

Soporté todo,
tus abusos,
tus maltratos,
que me ignores,
tus silencios,
tu lejanía.

Pero no podría soportar más luego de esa noche.
Esa noche marcó nuestra tumba,
nuestro final.

No estabas dispuesto a sostenerme,
solo vos podías tener un mal día.
Solo vos podías maltratarme,
yo solo debía quedarme callada y asentir tu decisiones.

Hasta que me cansé,
hasta que te grité,
hasta que entendí que solo me usabas,
que lo tuyo no era amor,
que no había ni un destello de la pareja que solíamos ser.

No tenías derecho a quitarme la inocencia,
no eras quién para ensuciarme hasta el alma.

Rencor, solo rencor.

Esa noche,
mirándome fijamente comprendiste la verdad,
yo ya no te amaba,
y vos nunca lo habías hecho.

¿Para qué seguir mintiéndonos?

Entonces pronunciaste la palabra que acabaría con nuestra vida juntos.

Adiós...
Que feo fue oírla, que sentimiento de libertad y angustia al mismo tiempo.

Podría haber jurado que no te amaba, y que quería no verte más,
pero esa palabra rompió mi corazón,
o lo que quedaba de él.

Ese adiós destruyó mi vida,
destruyó la vida que conocía hasta ese momento.

Y me liberó,
y sentí la brisa sobre mi cara,
pero...
A la vez me ató,
me ató a tu recuerdo,
a tu fantasma y
a tu sombra
que ahora me acompañan dondequiera que vaya,
y no sé si alguna vez podré volver a amar.

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