LA ENFERMEDAD

La enfermedad,
va absorviendo lentamente
lo poco que queda.

Se lleva la paciencia,
la frescura,
la pureza,
la felicidad.

Va convirtiéndome en un cuerpo
vacío,
en un cuerpo sin vida,
sin ganas,
sin fuerzas,
sin tiempo,
sin risa.

Llanto, solo llanto,
amargura,
decadencia,
tristeza,
desolación.

Sin embargo nada puedo hacer,
solo queda esperar,
reposar en soledad,
o aprender a convivir.

Rogándole que me devuelva mi risa,
mi frescura,
mi alegría,
mi inocencia,
mi infancia.

Rogando para que me devuelva mi vida.
Pidiendo volver a ser yo.

Esperando una solución que
no llega,
que no va a llegar,
porque esto es de por vida.

La amargura es de por vida,
la tristeza es de por vida,
el dolor es de por vida.

No, no puedo resignarme así,
quiero mi risa de nuevo,
pido mi alma encantada,
ruego a los dioses mi sueño,
no puedo quedar desolada.

Solo queda el recuerdo
de lo que fui,
aprendiendo a aceptar,
lo que me obliga a ser hoy.